
El día se perfilaba radiante y abrumador tras los visillos casi transparentes que Felipe del Horno había dejado, a propósito, ligeramente abiertos. …
UNA GRAN AUTOESTIMA by Paula Castillo Monreal
El día se perfilaba radiante y abrumador tras los visillos casi transparentes que Felipe del Horno había dejado, a propósito, ligeramente abiertos. …
UNA GRAN AUTOESTIMA by Paula Castillo Monreal
La ciudad temblaba a la vez que las mujeres de Zeus parían. Hera, diosa del Olimpo, y Almudena, mujer mortal de Tebas, gritaban al unísono los …
La exhibición de lo íntimo by Paula Castillo Monreal
Paula Castillo Monreal
Solo son fuegos artificiales que se encienden y apagan como se enciende y apaga la vida; una explosión y, después del silencio, una agonía. Trozos de vida cayendo, iluminando la noche. Destellos de color en medio del negro. Nos acordamos de todos. Otro cohete que asciende silbando mientras acaricia la noche. Lo señalas con el dedo y miras de reojo. Esperas a que estalle y de pronto tu grito queda solo. También el de los perros. Dicen que el ruido de la pólvora ahuyenta a los malos espíritus. La ciudad inundada de rosa. Nosotras, ahuyentadas.
Cuando la vida se apaga solo queda el gris. Hay quien dice que después del apagón se convierte en blanco. Tu tienes metido el gris en el cuerpo ahora diminuto, y en los ojos que se te han quedado hundidos, y en los labios que han perdido el rosa. Te cojo del brazo para escapar de lo que nos pesa. Te quedas pegada hasta el último destello de vida. Volvemos juntas reinando lo oscuro, solo el gris nos mantiene vivas. ¡Qué putada la vida!, y que espectáculo tan deprimente para los que aún no somos espíritus.